EL BUEN OCIO DE LOS NIÑOS EMPIEZA POR EL BUEN OCIO DE LOS PADRES

Adjuntamos un artículo elaborado por el equipo Infanto-Juvenil de Fundación ARGIBIDE (Salud Mental en Navarra) sobre la adicción a las pantallas.

Érase una vez un niño que era capaz de controlar el tiempo de uso de las pantallas y aprendió a jugar con otros niños en equipo. Este cuento nos puede parecer una irrealidad en el momento actual

¿Existe una adicción a las pantallas? ¿Qué hago si mi hijo no quiere darme el móvil cuando se lo pido?¿Cuánto tiempo es el adecuado para que socialmente no estén «fuera de juego», pero a la vez el móvil no sea una prolongación de su mano? Estas son  muchas de las preguntas que nos hacemos con frecuencia y no sabemos contestar.

No cabe duda que el juego de los niños ha cambiado, pero no por ello podemos perder la oportunidad de enseñar a nuestros menores los beneficios del ocio. La R.A.E define ocio como tiempo libre de una persona  ¿Cómo decido emplear ese tiempo, que es libre?

Para poder enseñar a nuestros menores el buen ocio, tal vez nosotros debamos redescubrirlo. Nos puede ocurrir que por trabajo, asuntos familiares, enfermedad, pensemos que no hay tiempo para el descanso, para desconectar de preocupaciones y encontrar espacio para la desconexión o conexión con nosotros mismos o con los demás.

Buen ocio y Tiempo libre. Juegos participativos, de mesa, de estrategia de equipo. Momentos de hacer planes en los que estamos en familia o con amigos, Momentos que se pueden definir como «estar en un contexto diferentes de lo habitual, en un contexto distendido o en un contexto para conectar de verdad con lo que somos». «¿Cuánto tiempo le dedicas tú a ese ocio?» Que mis hijos me vean disfrutar de la naturaleza, de la puesta de sol, del encuentro con amigos. Que noten que vale la pena llegar a la cima a pesar del esfuerzo que supone. Que sepan valorar lo bueno que es participar en un  equipo porque me hace poner por delante de mis intereses personales los intereses de los demás. Que sepan disfrutar y descansar de lo ordinario. ¿Necesito de cosas extraordinarias para desconectar, para descansar?

¿Qué alternativas de ocio se nos plantean hoy? Niños y adultos metidos en casa, música individual, pantallas, quizá conversaciones con otros sí, pero a través de la red. Adolescentes que se lanzan a las redes sociales y destapan su intimidad más profunda pero luego no son capaces de hablar con sus iguales a la cara.

¡y que decir de aburrimiento! qué importante es haber tenido la experiencia del aburrimiento y de descubrir qué es aquello con poder suficiente para sacarnos del mismo. En estas circunstancias somos capaces de reinventarnos, de desempolvar antiguos gustos o de ingeniar nuevos hobbies. ¡Qué bueno sería enseñar esto a nuestros hijos!

¿Estamos los adultos preparados para mantener un buen ocio? o ¿seguiremos pidiéndoles a nuestros hijos que hagan lo que muchos de nosotros somos incapaces de hacer? El buen ocio de los niños empieza por el buen ocio de los padres.

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